Vivir es un privilegio. Así como lo está leyendo.
Es un verdadero privilegio porque nos da a todos por igual la oportunidad de
aprender su significado y prueba de ello es…vivir en comunidad. Y vivimos en
ella, desde el mismo momento que nacemos. Sí, que nacemos, porque llegamos a la
comunidad del hogar, de la familia y de los vecinos. Esa es nuestra primera experiencia,
luego viene la escuela y paremos de contar.
Vivir es hermoso y somos los propios seremos
humanos quienes lo complicamos todo. Absolutamente todo. Primero porque no se
aprende a manejar la palabra “RESPETO”, aunque es y será base de toda nuestra experiencia
de vida. No por imposición, sino más bien, por una condición que nos lleva a
ser mejor con nosotros, con los que nos rodean, además de mantenernos en paz.
Es importante que nos demos cuenta que la humanidad
ha llegado a un punto de quiebre moral y ético que estimula el caos, por no
aprender ni en los hogares ni en la escuela, la grandeza de la palabra “RESPETO”, que proviene del latín respectus y significa: “atención” o “consideración”.
Atención y consideración que llevadas a las relaciones
familiares, laborales, vecinales y hasta político-sociales, están relacionadas
desde el acatamiento de normas de convivencia ciudadana, hasta con la bella y
casi en extinción del ejercicio de la cortesía tanto para con el trato con
nuestros familiares y amigos, como para con las personas con las que nos topamos
en las calles, en el transporte colectivo y en cualquier lugar en general.
Es una tarea de todos rescatar el “respeto”, comenzando por inculcar a
nuestros niños, jóvenes y adultos por ejemplo: a mantener bajo el volumen de
los equipos de sonidos, porque debemos respetar el derecho de nuestros vecinos
a descansar y disfrutar de sus programas de tele y música favorita; además, es
hora de cultivar en la sociedad de actual: la cortesía, consideración y
deferencia, los cuales se traducen en “respeto”,
para poder alcanzar el nivel de paz que merecemos todos los seres humanos
sobre la faz de la tierra.
También el manejo del respeto permite el desarrollo de la tolerancia en el escenario político,
social, laboral, escolar y vecinal.
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